Hay una realidad que quizás no muchos quieren comprender: hombres y mujeres somos diferentes. Eso, tan obvio en muchos aspectos, lo es también en el sexo. Pretender que hombres y mujeres lleguemos a la vez al clímax, o alcancemos el orgasmo de la misma forma es más que imposible. Por eso, muchas mujeres acaban por fingir placer en la cama, o acaban huyendo de la práctica del sexo.
Ni hay un método milagroso para asegurarnos el orgasmo femenino, ni un botón mágico o fórmula magistral que nos facilite las cosas. A unas mujeres les enloquece que les acaricien los pechos y algunas gozan del sexo sin besos, otras tienen orgasmos con el clítoris y otras con la vagina y, por supuesto, no existe una postura que convenza a todas.
Las mujeres, como todos, desean algo concreto. Pero, por educación, prejuicios o por lo que sea, lo normal es que no tomen la iniciativa para contárnoslo. De una forma o de otra, si queremos que nuestra pareja femenina disfrute del sexo tanto como nosotros, hay que poner manos a la obra. Investigar, descubrir y practicar; no queda otra.
Lo primero a tener en cuenta es que si queremos conocer cómo responde la mujer al sexo, tenemos que saber cómo funciona su vagina. Eso incluye labios menores, perineo y ano, pero, sobre todo, el clítoris. Aquí reside, en la mayoría de las mujeres, el placer orgásmico. No basta solo con penetrar la vagina, sino que hay que estimular la vulva.
Aunque estés muy orgulloso de tu pene, deberías tener en cuenta que una buena lengua seduce a la mujer más fría. El sexo oral, el cunnilingus, es el pasaporte seguro al placer para una dama.
Sabrás de sobra lo que ocurre con los hombres: en un momento determinado la estimulación es tal que se llega a un punto sin retorno que, necesariamente, desemboca en orgasmo. Bueno, pues eso (desgraciadamente) no ocurre con las mujeres. A veces (para su desgracia), cuando están a punto de llegar, se les corta y eso les supone una verdadera frustración. Atender a las señales de excitación femenina para evitar que el placer se escape es vital y eso quiere decir, básicamente, una cosa: si eres hombre y quieres un orgasmo común, tendrás que esperar a que lo experimente antes tu compañera.